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viernes, 31 de mayo de 2013

DE UNA TEOLOGÍA DE LA INDEPENDENCIA A UNA TEOLOGIA DE LIBERACIÓN

CUANDO EL EVANGELIO SE TRANSFORMA EN HERRAMIENTA DE EMANCIPACIÓN Y SOBERANÍA


JUAN GERMÁN ROSCIO (*)
250 AÑOS DE NATALICIO
27 DE MAYO DE 1763

A partir de una acuciosa lectura jurídica, política y social de las Sagradas Escrituras, escribe su obra política fundamental: El TRIUNFO DE LA LIBERTAD SOBRE EL DESPOTISMO.
Su obra constituye una visión política y filosófica de la lucha por la independencia, legítima desde la perspectiva cristiana y que tiene en los héroes de la historia sagrada su modelo revolucionario.
Es una lectura que se hace desde un liberalismo moderno, propio de un pensador cristiano pero no clerical. Escrita en un estilo confesional, Roscio describe el perfil que se ha asignado a sí mismo como revolucionario.

"Si yo fuese comisionado tuyo para librar místicamente a otro mundo del yugo de la esclavitud del demonio, seguiría las instrucciones del Mesías, siempre que tú no me dieses otras. Pero si me encargases salvar de su angustia y trabajos a los que
gimen bajo el despotismo de los Reyes, sería Abraham mi norte y mi guía sería Moisés ... En vez de portarnos como mansos corderos, obraríamos como estos leones de Israel en obsequi de nuestra libertad y la de nuestros semejantes. Si los déspotas del cristianismo practicaran los consejos y preceptos evangélicos que reservan exclusivamente para las victimas de su arbitrariedad, cesaría la opresión en sus reinos."


Roscio concibió uno de los libros más demoledores sobre los abusos del poder eclesiástico. Sus escritos rebasaron las circunstancias de la época. Demostró que los textos bíblicos debían ser, no instrumentos para la represión social, sino orientación para la acción revolucionaria en la lucha por la independencia y liberación de América del yugo español. Así mismo refuta el principio de obediencia, afirma que las Escrituras han sido premeditamente mal interpretadas en beneficio del despotismo y en contra de la libertad. La obediencia ciega induce la ignorancia y la esclavitud. Mientras que la historia sagrada ilumina para la vida, la libertad, el amor, la verdad, la justicia.

"Permaneciendo ciegos en sus deberes y derechos todos los pueblos, la esclavitud sería universal, el género humano estaría más degradado y menguado, no se leerían en la historia sagrada tantos hechos heroicos por la libertad, contra el poder arbitrario y la usurpación".


El cristianismo y las sagradas escrituras constituyen para Roscio una suerte de iluminación de la conciencia política:

"... me hubiera distinguido más y más en el servicio del monarca opresor de mi tierra natal, si vos, Señor, no me hubieseis abierto los ojos ..."


(*) Tomado de Suplemento Especial publicado por EL CORREO DEL ORINOCO 27-05-2013


Hacia una Espiritualidad Liberadora(**)

Debemos morir a una “espiritualidad esclavizadora” (alienante) y resucitar a una Espiritualidad Liberadora. 

Necesitamos una “Espiritualidad Liberadora” porque son muchas las “esclavitudes y desolaciones” de las cuales tenemos que liberarnos; de tantos vicios, complejos, miedos, supersticiones y marginaciones de todo tipo. 

JESUS DE NAZARETH al ver a los “mercaderes en el Templo”, los sacó a todos de allí con un “látigo”. La Espiritualidad tiene que LIBERAR para ser auténtica y eficaz; nunca es indiferente a la situación concreta en la cual se vive; sino; se convierte en “cómplice” de la injusticia y la opresión, manteniendo la realidad como está y llevando a una “oración estéril e ineficaz” y nos hace “sal insípida” que no sirve para nada.

Una Espiritualidad Liberadora siempre nos sitúa en la línea del Evangelio de Jesús, que ha venido a llevar la buena noticia a los pobres y a liberar a los oprimidos, a devolver la vista a los ciegos (Lc. 4,18-19). Esta ESPIRITUALIDAD se convierte en una “praxis TRANSFORMADORA Y SUBVERSIVA” de la realidad dominante y opresora. Ella resulta provocativa y conflictiva con los poderes de éste mundo; ésta nueva Espiritualidad solo es “buena noticia” para los que se convierten a la dimensión conflictiva del REINO; es la espiritualidad que prende “fuego en la tierra y desea que arda” (Lc. 12, 49-53). Una espiritualidad que “divide” pues en ella se entra a través de una “ruptura” con las estructuras y esquemas vigentes.

Se trata pues de hacer una “opción” por esa espiritualidad Liberadora que hace su “opción por los pobres, marginados y sufridos de ésta tierra” y desde esa “opción” se dirige a los “opresores y ricos de éste mundo” para que se conviertan y se pongan al servicio de los mas desamparados y así reine la JUSTICIA Y LA PAZ cuando “todo se iguale” y podamos ver entonces la Salvación de nuestro DIOS.

La Espiritualidad Liberadora de JESUS DE NAZARETH chocó con la “espiritualidad alienante, clasista, hipócrita y legalista de los “Fariseos”. Una falsa espiritualidad que no transforma sino que paraliza y alimenta el “status quo” (orden establecido) de la injusticia y la corrupción. Es la gran “herejía” de nuestros tiempos que se disfraza bajo la “ortodoxia canónica”; que condena, aísla, menosprecia y excomulga al “pecador” y también al “profeta”. Esta “espiritualidad” es contraria a la Espiritualidad Cristiana. Es practicada por los “poderosos” (explotadores) quienes la defienden, protegen y promueven y así manipulan al pueblo sencillo y humilde. Es una “espiritualidad privada”; “a mi manera”; no es “liberadora” sino “libertina”, opresora y egoísta. Ella lleva a la formación de “religiosos Light”, burgueses, superficiales y  acomodados. Es conservadora del “orden establecido” que es injusto y cruel. Ella no transforma nada; lleva a “aislarse” (fuga mundi) para no contaminarse; por eso es “alienante” (sal insípida). Es “adormecedora de las masas” (opio de los pueblos) y se presenta como necesaria y “natural”; rinde culto al egoísmo y al individualismo. Es la espiritualidad del “ego”; es pedigüeña (que se haga mi voluntad); la de “salva tú alma” y los demás que se las arreglen. “Yo no me meto con nadie; conmigo nadie se meta”; no les importa la vida ajena y si se llegan a meter es para “condenar” y no para “salvar”. Es la “espiritualidad del cumplimiento” (cumplo y miento); de la “limosna” y la “resignación”; la del “paraíso” pero para la “otra vida” (no para ésta); promueve la “obediencia a las leyes” (normas) aún en contra del ser humano; una espiritualidad deshumanizadora y “robotizadota” que desconecta lo humano de lo Divino; que desprecia la sexualidad y castiga el “cuerpo” para purificar el “alma”.

Decía Don Pedro Casaldáliga, Obispo de Brasil: “Hoy no basta con reformar el mundo; hay que transformarlo y subvertirlo”. La Espiritualidad Liberadora es la que transforma; convierte y subvierte al ser humano, lo libra de toda opresión y hace posible la transformación de la sociedad y da pie a la auténtica Teología de la Liberación para poder lograr así una Iglesia y un mundo nuevo, distinto y necesario hasta que el REINO DEL PADRE se implante en nuestra tierra. Amén



                                                                     (**)   Pbro. Pablo Urquiaga
                                                                               Párroco-Servidor en Caricuao

                                                                               Abril del 2011











































































































































































































































































































































































































































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